Estos días atrás me he acordado de una Ley aprobada el 26 de diciembre de 2007 por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura.
Es la Ley de la Memoria Histórica, la cual ha ido avanzando, paso a paso, y cumpliendo parte de su cometido. El artículo 15, punto 1:
“Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.”
Este punto se ha llevado a cabo con normalidad, aunque todavía existen muchas calles, que siguen sin sustituir, conservando nombres del franquismo.
En lo referido a la localización e identificación de víctimas del franquismo, es más costoso y delicado tanto en lo económico como en lo que se refiere a sentimientos encontrados y el recordar historias recientes en el tiempo que acarrea dolor a las familias afectadas.
La administración tiene que hacer un esfuerzo y volver a impulsar está búsqueda de seres queridos; porque para muchos entre los que me incluyo será la única manera de cerrar una etapa sangrienta de la historia de España, finalizar una larga búsqueda que empezó desde el momento en que desaparecieron, acabar con una larga agonía de 70 años.
Agradecer a todos los voluntarios de la ARMH (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica) constituida en el año 2000, y que día a día dedican su tiempo, desinteresadamente, a colaborar en las exhumaciones de cuerpos y en definitiva a resarcir el daño a los familiares de las víctimas; sin ellos todo esto no sería posible.
Agradecer igualmente al Partido Socialista de Zuera por el apoyo que han tenido en todo momento con las familias de las víctimas del franquismo, en especial con las que están enterradas en el Cementerio de Torrero y darles las gracias por el acto que organizaron el pasado 12 de diciembre donde se hizo un homenaje a las victimas acompañando a todos sus familiares. Era un homenaje merecido, ya que han estado todos estos años, más de 70, enterrados en el anonimato sin tener derecho a un descanso digno; pero ahora tienen un sitio donde poder ir a visitarlos y recordarlos, un nombre y unos apellidos que les ha devuelto la dignidad que les robaron años atrás.
Todos tenemos que superar lo que ocurrió ; pero antes había que restañar las heridas y cerrar una brecha que unos empezaron en aquel estío de 1936, por lo tanto no hay que olvidar lo que pasó, porque recordar este penoso episodio de la reciente historia de España es la única manera de evitar que vuelva a suceder.
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